Reseña de la colección de 6 libros:
Luna de queso, sol de membrillo... para los chiquillos
Mi libro de juegos y lenguaje
Cheese Moon, Quince Sun... for the little ones
My book of games and language
de Noemí Aguilar Martínez y Vianey Menagui
Intertextos
Práctica Docente. Revista de Investigación Educativa, ISSN: 2683-2410, vol. 6, número 12 • julio-enero, 2024 •
DGENAM | AEFCM
Jorge Santana[1]
Mucho de lo que somos nos lo ha dado el lenguaje. Las palabras amables o severas con que crecimos dejaron huella en nosotros. La dulzura de las palabras nos resulta natural, respondemos a ellas y con ellas cantamos. Las palabras amargas, en cambio, nos alejan y nos retraen con la falsa impresión de un desahogo. No todas las palabras son iguales. Lo luminoso de unas es antídoto para la sombra de otras y la oscuridad de unas enturbia aquello dicho para edificar. Pero hay más: lo dulce para unos llega a ser lo amargo en otros, como cuando un exceso de amabilidad se torna exasperante; o, al contrario, cuando una palabra fuerte, proferida en confianza, reafirma el apego.
Como sugirió Pedro Salinas (2019), espíritu y palabras son una misma cosa. En nuestra profundidad o falta de esta, el lenguaje nos refleja y revela nuestras emociones con fidelidad: benévolos o crueles, obsequiosos o abrumados. Pensar en una ética de las palabras es tan utópico como pronunciarse por una ética del espíritu. No se nos puede obligar a usar el lenguaje de un modo, como tampoco a ser buenas personas.
Este asunto se complica al dirigirse a los más pequeños. Al creer que hay una voz adulta para una escucha dócil e ingenua, se confunde la comunicación con la circunspección, resultando en un tono forzado que sesga el mensaje y deja un discurso paternalista que merma vínculo y empatía; trocando, sin querer, arte por sensatez y juego por conocimiento.
Jack Zipes (1983) advierte que las versiones suavizadas de cuentos de hadas pierden su impacto educativo y emocional. Entonces, ¿cómo escribir para niños si el lenguaje está atado a nuestra luz y oscuridad? ¿Cómo hacerlo sin volverse instructor de “buenas” palabras? ¿Sobre qué escribir en tal contexto? El poeta John Ashbery sugirió una respuesta: “es necesario escribir sobre las mismas cosas de siempre. / De la misma manera, repitiéndolas una y otra vez. / Para que el amor continúe y sea poco a poco diferente.” Ashbery advierte la necesidad de continuidad para recobrar las esencias. “Las colmenas y las hormigas tienen que ser reexaminadas eternamente / y el color del día registrado / cientos de veces y variado de verano a invierno” (Ashbery, 2011).
En una época que exalta la novedad, se requiere cuidado y arte para actualizar las costumbres sin desmantelarlas, para poder examinarlas minuciosamente como esas colmenas y adecuarlas al mundo cambiante en que vivimos. Y eso logra la colección “Luna de queso, sol de membrillo”, de Noemí Aguilar Martínez y Vianney Menagui (2023).
En medio del libre fluir de las palabras, de ese “susurro del lenguaje” que señalaba Roland Barthes (1987), el arte de escribir es el arte de reconsiderar. La literatura brinda una dimensión paralela de cuanto podría ser mejor o más bello, de aquello que no se ha dicho aún, que no se entiende o fue olvidado. Así, la escritura es un hechizo de conciencia, eterno regreso a la esencia de las cosas, adonde se las ve no como buenas o malas, sino claras, poderosas, y bellas en su naturaleza.
Eso es lo que encontramos en estos libros: un regreso a la esencia de la infancia, a los temas fundamentales que construyen el mundo afectivo de los niños. Los títulos de la colección son reveladores: Mis amigos, Los animales, El lugar donde vivo, Lo que quiero ser, La familia, Mi cuerpo. Estos conceptos, en apariencia inocentes, entrañan una filosofía trascendental que precisa reconstruirse, una y otra vez, como las hormigas y colmenas de Ashbery.
Conscientes de ello, las autoras han creado una poética de la infancia. Cada fenómeno es un tema organizado de lo general a lo particular: presentación, introducción, advertencia, investigación, trabajos literarios y actividades. Los contenidos se despliegan en secuencias didácticas, artísticas y lúdicas, fácilmente comprensibles para infantes y facilitadores. “Menos es más”, por lo que el contenido textual es tan escueto como significativo.
Pero los libros no ofrecerían su objetivo al máximo sin el universo visual en el que están comprendidos. Dos grandes ilustradores se encargan del paralelo visual de este encomiable trabajo: Mauricio de Jesús Juárez Servín y Daniel Cervantes González, artistas profesionales que entienden la sabiduría infantil como un conocimiento en construcción. Ellos comprenden la razón por la que niñas y niños precisan representaciones que edifiquen y ordenen desde entornos imaginativos, estructuras esquemáticas y conceptualizaciones gráficas. Su objeto es sumergir los mensajes en ello y empapar con imágenes el conocimiento. Libros para leerse y para mirarse. De muchas formas, eso es también educar.
Para estos libros, los niños no necesitan ser adiestrados, sino dialogar con sus intereses y acompañar sus procesos de aprendizaje. En “Mi cuerpo”, un texto informativo indica: “Si tu cuerpo fuera una máquina sería la más perfecta que ha existido. En sólo nueve meses, en el vientre de tu mamá, se formaron tus bracitos y piernas, tu cerebro y corazón, tus uñas, huesos y órganos, la piel y el cabello”. Luego, se despliegan actividades que invitan al niño a explorar su cuerpo, desde rimas y grafismos hasta juegos de mesa. Esto compensa lo que denunciaba Perry Nodelman (2002), que la literatura infantil refleja más las percepciones adultas que las capacidades infantiles. Aquí se respeta y potencia la mirada y voz de los niños.
O veamos “Mis amigos”, donde se aborda el valor de la amistad con una perspectiva amplia e inclusiva. En un relato titulado “Dos amigos”, se narra la historia de dos ahuehuetes que crecen juntos y se convierten en confidentes de apoyo mutuo. La moraleja es clara: “si encuentras un amigo con quien jugar y reír, con quien te ayudes y crezcas en virtud, su alma y la tuya echarán raíces para unirse y su amistad durará muchos años”. Una lección de vida expresada con la sencillez de un cuento infantil, que sin embargo resuena con una verdad esencial.
En esta edición, ofrecida gratuitamente de manera digital, encontramos en cada página: una mirada afectuosa, una invitación al autoconocimiento y al desarrollo emocional.
Este singular conjunto de publicaciones empiece a ser adoptado, como libros de texto en la bitácora personal de ciertos docentes. Muchos recordaremos el amplio trabajo de la maestra Noemí con sus Actividades Preescolares, poseedoras de miles de visitas. Hay aquí una trayectoria, un compromiso con la educación y la literatura infantil reflejado en cada detalle. Los libros se dirigen a niños entre 4 y 7 años, en la frontera del preescolar y la primaria baja. Esta brecha es corta y preciada, y representa acaso la ventana formativa más importante de la vida humana. Esta colección adopta la delicadeza y trascendencia de este momento vital.
Pero no sólo apuestan por el futuro. Estos libros celebran el presente de la infancia, su riqueza y complejidad. Invitan a explorar el mundo interior y exterior, a jugar con el lenguaje, el cuerpo y los compañeros, a crear e imaginar. Son un manifiesto a favor de la infancia y comparten espacio con lecturas clásicas en distintos géneros, como fábulas, rondas tradicionales y juegos del lenguaje. En “Los animales”, encontramos la fábula de Esopo “La hormiga y la paloma”, sobre la reciprocidad en la amistad. En "La familia", juegos dactilares como “Fila de elefantes” y "La fresa en la mesa" refuerzan lúdicamente los lazos domésticos.
Noemí Aguilar, además de ser educadora y docente normalista, trabajó en reconocidas editoriales, de ahí su experiencia con libros de actividades. Estos libros cuidan varios intereses y empatías: con infantes, docentes, estudiantes y padres. La coautora Vianney Menagui, especialista en letras hispánicas, es hija de Noemí, de quien recibió el gusto por las letras, el dibujo y el esmero en la infancia. Una autoría doblemente valiosa que construye comunidad.
En su discurso Nobel, Joseph Brodsky (1987) destaca cómo la estética precede a la ética y la poesía crea una relación individual y sólida con la literatura. Eso encontramos en estos libros: una invitación íntima a explorar el lenguaje en todas sus formas, de la prosa a la lírica, pasando por adivinanzas y trabalenguas.
Los libros atienden todos los campos formativos y ejes articuladores: igualdad de género, apropiación de culturas, artes y experiencias estéticas, vida saludable, inclusión, interculturalidad crítica, pensamiento crítico. Tienen un cometido plural: el disfrute del arte y los aprendizajes de vida. Favorecen la escritura, lectura y expresión oral, gráfica y musical.
La amistad no conoce fronteras: surge con un árbol, un animal, otro ser humano. ‘Amigo’ proviene de ‘amor’, y eso transpiran estas páginas: un amor por la infancia, su capacidad de asombro y deseo innato de aprender y crecer. Y si, como decía Salinas, el lenguaje es espíritu, estos libros son una oda al espíritu infantil, a su libertad y potencia creadora. Un recordatorio de que, entre la oscuridad y la confusión, la luz surge de lo simple: un cuento, una canción, un dibujo. Esta colección nos entrega un regalo de palabras, imágenes y juegos que acompañarán a los niños en su descubrimiento como un amigo fiel. Eso son estos libros: amigos que nos miran y dicen, con sabia sencillez: “ven a jugar”.
En un mundo que valora más la inmediatez que la reflexión, estos libros son un oasis, un espacio de encuentro. Y son, sobre todo, una incursión a ese territorio mágico donde todo es posible, donde las palabras son semillas que se convierten en árboles frondosos, en amistades eternas, en sueños realizados.
REFERENCIAS
Aguilar, N. (2016-2024). Actividades preescolares. Revista Voces. Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños. https://revistavoces.net/author/noemi-aguilar-martinez/
Aguilar, N., y Mendoza, M. V. (2023). Luna de queso, sol de membrillo... para los chiquillos. Mi libro de juegos y lenguaje (colección de 6 libros sobre educación infantil). AEFCM-DGENAM. https://fomentoeditorialdgenam.aefcm.gob.mx/index.php/fomentoeditorial
Ashbery, J. (1979). Late Echo. En As We Know. Poetry Foundation: https://www.poetryfoundation.org/poetrymagazine/poems/34278/late-echo
Barthes, R. (1987). El susurro del lenguaje: Más allá de la palabra y la escritura. Paidós.
Nodelman, P., & Reimer, M. (2002). The pleasures of children's literature, 3rd edition. Boston: Allyn and Bacon.
Salinas, P. (2019). El hombre se posee en la medida que posee su lenguaje. Placeres Textuales. https://placerestextuales.com/pedro-salinas_el-hombre-se-posee/
Zipes, J. (1983). Fairy tales and the art of subversion: The classical genre for children and the process of civilization. New York: Routledge.